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La nueva logística militar


Manfredo Monforte Moreno

GD (R) Dr. Ingeniero de Armamento

De la Academia de Ciencias y Artes Militares


Según el diccionario de la RAE, la logística es el conjunto de medios y métodos necesarios para llevar a cabo la organización de una empresa o de un servicio, especialmente de distribución. Para el diccionario de Oxford, la logística es una técnica militar que se ocupa del movimiento de los ejércitos, su transporte y mantenimiento. Nadie duda en el origen militar de la función logística.

Algunos autores preconizan que la logística es el conjunto de procesos de una cadena de suministro, aunque sería más correcto, desde el punto de vista de la Ingeniería de Sistemas, fijar que la logística es el conjunto de operaciones necesarias para asegurar la disponibilidad y funcionamiento de un determinado sistema lo largo de su ciclo de vida.

El apoyo logístico a un sistema no se establece una vez puesto en marcha el producto, sino que debe diseñarse al mismo tiempo que el sistema. La razón es muy sencilla: muchas de las incidencias que se presentan durante la fase de operación son consecuencia del propio diseño y de no haber tenido en cuenta algunos conceptos como la fiabilidad, disponibilidad, operatividad, mantenibilidad, capacidad de actualización, facilidad de uso y aprendizaje y obsolescencia limitada.

Una buena estrategia del apoyo logístico es parte fundamental de la Ingeniería de Sistemas y supone un beneficio de largo recorrido tanto para el usuario como para el proveedor. La mejor aproximación para materializar la estrategia de apoyo a la operación es ILS (Integrated Logistics Support), un concepto estructurado, riguroso e iterativo que facilita el apoyo en cada fase del ciclo de vida.


La vida operativa de un sistema militar puede prolongarse durante décadas, como es el caso de los B52 o CH47 Chinook americanos o, más cerca, el BMR/VEC del Ejército español, aunque el parecido entre la versión inicial y la final es el del huevo a la castaña. Esto indica que las operaciones sobre el sistema no se han limitado al mantenimiento correctivo –reparación de averías–, preventivo o predictivo, sino que se extienden al mantenimiento evolutivo (updating/upgrading/overhauling). Evolución y predicción son claves para asegurar la operatividad de los sistemas militares a través de métodos que prevengan paradas no planificadas y minimizar así riesgos, ahorrar costes y mejorar el tiempo de respuesta de los equipos de mantenimiento.


Si hay un hecho trascendente en el apoyo al ciclo de vida de los sistemas es que el apoyo logístico del siglo XXI ha dado un giro disruptivo de la mano de la transformación digital y la inteligencia artificial, pues los sistemas modernos son mayoritariamente digitales lo que implica la existencia de un flujo de datos internos e intercambiables con el entorno. Pondré un ejemplo: un vehículo táctico cuenta con un sistema de distribución interna de información (un CANbus) del que se pueden extraer todo tipo de datos susceptibles de salir al exterior vía comunicaciones y llegar a un centro donde se procesan, se consolidan junto a otros de la flota y se transforman en información útil para evolucionar hacia el conocimiento del estado de los sistemas; con ello, se pueden tomar decisiones automáticas –desde las propias máquinas– o meditadas.

La logística digital es un concepto que surge de la integración entre la logística tradicional y la era digital. En un mundo hiperconectado a través de la nube, los datos se convierten en la base de las transacciones y la información, reemplazando a los equipos físicos siempre y cuando la posibilidad de acceder a dichos datos esté prevista desde el diseño del sistema, lo que conlleva la generosa disposición de sensores que proporcionen información oportuna y útil. Es por ello por lo que la trasformación digital no sólo afecta a los procesos, sino al diseño conceptual de los nuevos sistemas de armas, una etapa que supone el abandono paulatino de los procesos analógicos materializados en manuales y planos de papel.

La función logística gestiona directamente los flujos físicos e indirectamente los flujos financieros y de información asociados. Los primeros tienen que ver con los suministros, la distribución y la devolución (logística inversa) o ingreso en taller para operaciones correctivas, preventivas o evolutivas. Las consecuencias económicas tienen relación directa con la arquitectura logística y el funcionamiento general del sistema.

Para garantizar la optimización de las operaciones logísticas es imprescindible actuar sobre el inmovilizado en forma de stock, cuyo impacto financiero es relevante al disponer de materiales que hay que amortizar, custodiar y prevenir obsolescencias. Por ello, una buena logística militar comienza con un planeamiento adecuado de los almacenes, que deben mantener niveles predeterminados de repuestos y consumibles para desacoplar la logística de la cadena de suministro –algo que ha puesto de manifiesto con las operaciones de respuesta al COVID19–. No se trata de almacenar como la hormiga para el invierno, sino de determinar el nivel de elementos que deben estar depositados en los almacenes militares para asegurar un determinado nivel de servicio, dejando que otros stocks permanezcan en los almacenes de los proveedores e incluso en las propias fábricas.

Los sistemas de información actuales permiten mantener un control centralizado de los almacenes independientemente de dónde se encuentren los materiales, un concepto conocido como “almacén único” y que sólo tiene un inconveniente: el tiempo y costo del transporte desde el origen al punto de consumo.


En este escenario digital, el Ejército de Tierra ha iniciado el proyecto de racionalización de su logística cuya clave de bóveda será la nueva Base Logística del Ejército, resultado del Plan de Concentración de Centros Logísticos, y pronta a iniciar las obras de construcción en las proximidades de Córdoba.

Sin duda, una enorme oportunidad para replantear los procesos, digitalizar el apoyo logístico, optimizar la eficacia y eficiencia y dar un paso definitivo hacia la nueva logística militar.

Conociendo a los responsables del proyecto, estoy convencido de que no sólo obtendrá los resultados esperados, sino que superará con creces las expectativas depositadas en una inversión cercana a 340 M€ y con una gran dificultad añadida: la transformación digital del sistema de apoyo logístico y la transición necesaria en el recurso más preciado, el humano. Afortunadamente, las autoridades andaluzas, locales y universitarias apoyan el éxito de la empresa. Tras la euforia por el pistoletazo de salida, toca ahora coger pico y pala (digitales) y trabajar para alcanzar los ambiciosos objetivos logísticos propuestos.


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