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Drogas, guerra y sociedad

Actualizado: 23 mar


Manfredo Monforte Moreno

GD (r) Dr. Ingeniero de Armamento. MBA. MTIC. Artillero

Academia de las Ciencias y las Artes Militares

 

El ambiente en los campos de batalla es duro, muy duro. Nadie sabe si verá amanecer al día siguiente. La familia y los amigos están lejos. Los silencios lo llenan todo. Cada ruido nocturno estremece la voluntad. Cada explosión encoge el corazón. Cada disparo perdido amenaza el futuro soñado e incierto lejos del enemigo. Rodeado de iguales, la soledad invade el alma. En este entorno de aislamiento y lejanía nadie está libre de buscar ayudas para sobrellevar la ansiedad, el estrés y la tristeza.

Desde la antigüedad, la presencia de sustancias tóxicas para estimular a los guerreros ha sido una realidad. Los soldados griegos se ahogaban en la bebida del olvido —opio—, los vikingos se creían invencibles después de consumir hongos alucinógenos y el mismo Ásterix necesitaba de la poción mágica para batir con éxito a cualquier enemigo.

En el Imperio Romano la droga por excelencia fue el alcohol, bien solo, bien acompañado de sustancias naturales extraídas de plantas. Desde los griegos y los romanos hasta los chinos, el vino fue el encargado de poner a tono los batallones antes de entrar en combate. No es exagerado afirmar que el imperio británico se asentó sobre las raciones de ron que se repartían diariamente entre sus soldados. Antes de ellos, los guerreros bárbaros del norte europeo solían tomar setas alucinógenas antes del combate. En África, los zulúes hacían lo propio con el cannabis; al otro lado del charco, los luchadores incas mascaban hojas de coca antes de enfrentarse al enemigo.

Durante más de tres siglos fue corriente el uso militar del láudano, una jarabe mezcla de vino y opio. El XX fue el gran siglo de las drogas suministradas con fines militares. De hecho, la alemana Merck producía cocaína abiertamente, aunque fueron los holandeses los que, aprovechándose de su neutralidad, inundaron Europa de dicha sustancia en los frentes de la GMI. Si bien algunas drogas se han usado con fines terapéuticos, su consumo se extendió para mejorar el rendimiento del combatiente. Los propios soldados han consumido drogas por su cuenta sin el permiso de sus superiores o con la vista gorda de ellos. Estimulantes como la cocaína y las anfetaminas reducen la necesidad de sueño y la fatiga y refuerzan la agresividad y el coraje. En contraste, depresores como el alcohol, el opio, la morfina o la marihuana se han utilizado para reducir el estrés y mitigar las consecuencias del síndrome postraumático causado por la guerra.

Sin sustancias anestésicas eficaces, hay certeza de que durante las guerras de la segunda mitad del siglo XIX se empleó de forma masiva y rutinaria el opio y, sobre todo, la morfina para aliviar el dolor físico y moral de los soldados heridos. La situación cambió radicalmente durante las dos guerras mundiales del pasado siglo.

Durante la GM I se extendió el consumo masivo de alcohol, morfina y cocaína. Hay constancia de que los ejércitos británico, australiano, francés y alemán proveyeron a sus soldados, como un aspecto más de la estrategia militar y complemento de la ración diaria de alcohol, cocaína para aumentar su energía y espíritu en el combate. Durante la GM II se mantuvo la tendencia de consumo masivo de alcohol, morfina y cocaína, pero nuevas drogas pronto tomaron la delantera: las anfetaminas y metanfetaminas. De forma rutinaria, los soldados alemanes, británicos, norteamericanos y japoneses recibieron estas drogas para combatir el sueño, estimular su valor y reforzar su resistencia física.

El suministro regular e intencionado de drogas por parte del mando —de ambos bandos—no tuvo eco en la Guerra Civil española. Aunque parece que durante la contienda hubo consumo esporádico de anfetaminas, su uso fue muy limitado. Lo que sí distribuyeron ambos ejércitos fue grandes cantidades de tabaco y alcohol. Además, en el bando sublevado se autorizó el consumo de kif (hachís) a las unidades que encuadraban a soldados marroquís en los Tabores Regulares.

Según algunos estudiosos, las tres razones por las que ninguno de los bandos de la contienda civil española proporcionó morfina, cocaína o anfetaminas de forma sistemática a los soldados se pueden resumir en:

1)       Ambos bandos consideraban —hay que retroceder a las costumbres y moralidad de la época—, que el consumo de drogas era cosa de gente de “mal vivir”: bohemios, aristócratas decadentes, afeminados, homosexuales y prostitutas.

2)       La neutralidad española durante la GM I y las secuelas del desastre del 98 había desembocado en un ejército desmoralizado y anclado en procedimientos del pasado, en los que el uso de drogas para reforzar la combatividad de los soldados no tenía lugar.

3)       La industria farmacéutica española estaba menos desarrollada que la de países como Alemania, EEUU, Japón o Reino Unido, donde las drogas jugaron un papel fundamental en las dos guerras mundiales. Suministrar sustancias psicoactivas a las tropas combatientes hubiese supuesto un gasto inasumible en una guerra marcada por la escasez y las dificultades logísticas. Tan solo en las Brigadas Internacionales pudo percibirse el consumo de este tipo de sustancias.

Efectivamente, durante la Guerra Civil española el consumo de drogas duras en ambos bandos fue anecdótico en comparación con el alcohol; el número de alcohólicos al final de la contienda se cifra en más de medio millón. La farlopa (droga en general, cocaína en particular) y la morfina eran un tabú, por lo que su consumo no terapéutico fue ocultado para no dar munición propagandística al enemigo. Como consecuencia, las referencias a la morfina y la cocaína en la propaganda republicana e insurgente fueron escasas en contraste con el consumo de alcohol (combatientes de barra de bar, les llamaban).

Por parte de los alemanes, a partir de 1937 hubo una producción en masa de una droga sintética llamada Pervitín administrada como una medicina basada en la metanfetamina. En particular, la Luftwaffe y la Wehrmacht utilizaron anfetaminas para mejorar el rendimiento y reducir la fatiga, aunque sus efectos secundarios y riesgos para la salud ya eran bien conocidos… e ignorados.

Según algunos informes, los nazis también desarrollaron una sustancia llamada D-IX, una combinación de metanfetaminas y cocaína. Se dice que esta droga se probó en prisioneros de guerra en el campo de concentración de Sachsenhausen con el objetivo de aumentar la resistencia y el rendimiento físico de los soldados. Durante la década de 1940, científicos alemanes estaban investigando el LSD (dietilamida del ácido lisérgico) en busca de posibles aplicaciones militares.

Además de los aspectos castrenses, algunas figuras prominentes dentro del Tercer Reich, incluidos altos funcionarios y líderes, consumían drogas “recreativas” como la cocaína y la morfina. Estos comportamientos eran parte de un contexto más amplio de consumo de drogas en la sociedad alemana de aquellos tiempos.

A lo largo de la historia se fueron descubriendo nuevas sustancias tóxicas susceptibles de ser usadas militarmente con mayores efectos. El opio se convirtió en morfina y esta se transformó más tarde en heroína. Así como el opio circulaba con normalidad entre los batallones chinos en el siglo XIX, en la segunda guerra mundial la heroína convirtió en auténticos drogadictos a los soldados finlandeses que lucharon contra los nazis en el crudo invierno del norte europeo.

Durante la GM II, los norteamericanos llegaron a distribuir entre sus tropas quinientos millones de pastillas de bencedrina, otro derivado de la anfetamina. Se las daban a los pilotos para mantenerlos despiertos en las operaciones más largas. Visto su efecto, se normalizó el uso extensivo de estas sustancias.

En la guerra de Corea, las cápsulas de dexedrina —otra metanfetamina—, formaba parte del equipo de cada soldado. Los norteamericanos temían que los comunistas hubieran desarrollado métodos de control mental y sueros de la verdad para los prisioneros. La CIA no quiso quedarse atrás y autorizó el desarrollo en secreto del programa MK Ultra a principios de 1953. La idea era usar las sustancias que se obtuvieran para el interrogatorio de prisioneros. Entre ellas destacó la mescalina, un principio activo de varios cactus como el peyote. Además de la mescalina, los científicos fijaron su atención en la dietilamida de ácido lisérgico (LSD), una sustancia inolora, incolora e insípida: perfecta para sacarles información a los espías de la Guerra Fría.

La guerra de Vietnam fue la primera contienda farmacológica por el consumo sin precedentes de sustancias legales e ilegales, aunque la mayoría de las adicciones se debieron al suministro oficial. Desde la Segunda Guerra Mundial no se había investigado mucho sobre el efecto de las anfetaminas en el rendimiento de las tropas, así que los mandos militares norteamericanos suministraban speed sin restricciones, en especial a unidades que realizaban largas misiones de reconocimiento. Era común sobrepasar las dosis establecidas (unos 20 mg de dextroanfetamina para misiones de combate de 48 horas); y las anfetaminas se repartían, en palabras de un veterano, “como caramelos”.

En las guerras asimétricas actuales destaca el uso de captagón (fenetilina) por parte de los miembros del ISIS o las nuevas generaciones de psicoestimulantes, como el modafinilo, muy eficaz para combatir la fatiga y la privación del sueño.

Repasemos brevemente las drogas que hoy inundan los mercados clandestinos de todo el mundo y arruinan cientos de miles de vidas jóvenes.

Opio

El opio es una mezcla compleja de sustancias que se extrae de las cápsulas de la adormidera (papaver somniferum), que contiene la droga narcótica y analgésica llamada morfina y otros alcaloides. La adormidera, igual que una amapola común, es una planta que puede llegar a crecer un metro y medio. Destacan sus flores blancas, violetas o fucsias. Es una planta anual que puede comenzar su ciclo en otoño, aunque lo habitual en el hemisferio norte es a partir de enero. Florece entre abril y junio dependiendo de la latitud, la altura y la variedad de la planta, momento en el que se puede proceder a la recolección del opio.

El opio es mencionado en tablillas sumerias del III milenio a.C. donde se cita con una palabra que significa ‘disfrutar’. En los cilindros babilónicos más antiguos se encuentran representaciones de cabezas de adormidera. También en el palacio de Ashurnasirpal II en Nimrud (Asiria, actual Irak) existía un bajorrelieve creado hacia el año 880 a. C. que representaba a una diosa rodeada de adormideras. Su empleo médico se remonta quizá al Antiguo Egipto, donde muchos jeroglíficos mencionan el jugo que se extraía de estas cabezas y lo recomendaban como analgésico y calmante, tanto en pomadas como por vía oral y rectal. Uno de sus empleos reconocidos, según el papiro Ebers, es «evitar que los bebés griten fuerte». El opio tebaico aparece mencionado ya por Homero en la Odisea como algo que «hace olvidar cualquier pena».

En España puede observarse la floración natural de la “amapola blanca” durante la primavera, una planta de la familia de la adormidera que crece espontáneamente junto a cultivos y caminos.

Cannabis o marihuana

El cáñamo o marihuana, es una especie herbácea de la familia Cannabaceae. Es una planta anual originaria de las cordilleras del Himalaya. Se ha cultivado desde tiempos prehistóricos por sus numerosos usos: como fuente de fibra textil, para extraer el aceite de sus semillas, como planta medicinal (hay registros escritos sobre este uso que datan de 2.700 a.C.) y como psicotrópico, ya que muchas de las variedades del cannabis tienen propiedades psicoactivas. Se suele llamar "cáñamo" a las variedades con bajo contenido en tetrahidrocannabinol (THC) usadas para extraer sus fibras. "Marihuana" es el término empleado para denominar a las variedades que contienen THC y a sus cogollos, que son las inflorescencias no fecundadas de los pies femeninos, en cuyos pelos glandulares se sintetizan y acumulan cannabinoides en mayor proporción que en el resto de la planta. En tiempos históricos recientes, a causa de sus propiedades psicoactivas, el cultivo del cannabis ha sido prohibido o regulado en muchos países.

Plantas y setas alucinógenas

Existe una amplia gama de hongos y hierbas medicinales ricos en sustancias alucinógenas. Empleados con propósitos místicos y medicinales, pueden provocar síntomas neurotóxicos. Diversos hongos psicodélicos contienen alcaloides alucinógenos como la psilocibina. Entre las plantas con propiedades alucinógenas y sedantes destacan Papaver somniferum, Erytroxylum y Cannabis sativa. La infusión de ayahuasca se obtiene de las lianas y las raíces de diversas plantas que contienen alcaloides derivados de la triptamina y de la b-carbolina harmala. El peyote, cactus rico en mescalina, y el claviceps purpurea (hongo rico en LSD) son potentes alucinógenos. La intoxicación por azúcar de caña enmohecida con micotoxinas puede provocar encefalopatía y distonía tardía. El consumo cada vez más extendido de hierbas y hongos y sus potenciales efectos neurotóxicos hace que sea necesario conocer los síndromes neurológicos derivados de su uso en la práctica clínica. No son inhabituales las noticias sobre muertes producidas por desconocimiento en el empleo de este tipo de sustancias.

Hachís

El hachís es un producto obtenido del cannabis a partir de su resina o polen, en bruto o purificada. Se obtiene prensando la resina o polen, obtenida en diversas formas de extracción de las flores de cannabis. Esta resina se presiona obteniendo una masa de color variable, generalmente marrón, pero también verde, amarilla o rojiza, dependiendo de la variedad de la que se obtiene y de la pureza. Usualmente se le da forma de ladrillos. El hachís se fuma en cigarrillos o pipas, a menudo mezclado con tabaco. El hachís, por su mayor facilidad de transporte que la marihuana en bruto, es la forma más común de comercio del cannabis en Asia, África y Europa.

Su preparación puede realizarse de distintas maneras, siendo las más antiguas el frotado de las flores de la planta en fresco o el cribado de estas en seco. Hoy en día se han desarrollado métodos para conseguir un producto más puro, como las separaciones con hielo y agua, con hielo seco, por electricidad estática, por calor y presión o mediante vibraciones acústicas.

El consumo de hachís está tan extendido que incluso la Agencia Mundial Antidopaje tuvo que elevar el umbral de presencia en orina de los deportistas para evitar dar un número exagerado de positivos. Ello se debe a que la sustancia permanece en el cuerpo humano durante largos periodos.


LSD

La dietilamida de ácido lisérgico o LSD, una droga conocida también como lisérgida o simplemente ácido, es una sustancia psicodélica semisintética que se obtiene de la ergolina y de la familia de las triptaminas y que produce efectos psicotrópicos. Se trata de una sustancia poco adictiva cuyos efectos incluyen alucinaciones con ojos abiertos y cerrados, sinestesia, percepción distorsionada del tiempo, alteración de la percepción, la conciencia y los sentimientos, además de sentir sensaciones o visualizar imágenes que, para el consumidor, pueden parecer reales. Se utiliza principalmente como una sustancia recreativa ilegal, como enteógeno y en algunos países como droga legal bajo prescripción médica en psicoterapia. Se ingiere tragándolo o poniéndolo debajo de la lengua. A menudo se puede conseguir en el mercado negro en papel secante o en gelatina o terrones de azúcar, aunque también se puede inyectar.

Speed

El speed fue descubierto en 1887. Conocido científicamente como sulfato de anfetamina, es un miembro de la familia de fenetilaminas. Esta sustancia actúa como un potente estimulante del sistema nervioso central. Además de su uso en la medicina para tratamientos reconocidos como la reducción del apetito, el manejo de la narcolepsia y la atención al trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), se ha observado su consumo en ambientes festivos.

Crack

El crack o cocaína en piedra es la base libre de cocaína, generalmente obtenida a partir de la reacción de clorhidrato de cocaína y bicarbonato sódico (dando cloruro de sodio como subproducto); que se consume fumando pequeños cristales o piedrecitas que crujen al calentarse en pequeños tubos de vidrio. Su efecto es inmediato, pues empieza a actuar en aproximadamente diez segundos. Además de estar considerada como la forma de cocaína más adictiva, es la droga que más fácilmente puede provocar adicción psicológica, incluso en aquellos usuarios que la consuman por primera vez, algo que también ocurre con ciertos fentanilos. Sus efectos iniciales son aún más rápidos e intensos que los de otras drogas inyectadas y se caracterizan por un breve estado de euforia, placer o aumento de la energía, aunque también estimula el sistema nervioso y circulatorio.

Cocaína

La cocaína o benzoilmetilecgonina, conocida simplemente como coca, es un alcaloide estimulante fuerte utilizado sobre todo como droga recreativa. Las formas más comunes de consumo son inhalación, insuflación o inyección en vena en forma de clorhidrato de cocaína, pasta básica de cocaína y crack. Los efectos mejor descritos incluyen pérdida de contacto con la realidad, agresividad, agudización del estado de alerta, una falsa sensación de felicidad y agitación psicomotriz. Los síntomas a nivel físico son una rápida frecuencia cardiaca, sudoración y dilatación de las pupilas; en altas dosis pueden provocar una tensión arterial alta y el aumento de la temperatura corporal. Los efectos comienzan apenas unos segundos (o minutos) después de su consumo y duran entre cinco y noventa minutos. Aunque la mayor parte de su consumo se realiza de forma ilegal, la cocaína tiene un pequeño número de usos médicos.

Cocaína rosa, fentanilo y derivados.

Como ya hemos dicho, las drogas han estado presentes en todas las civilizaciones y tiempos y en la actualidad están minando las sociedades más avanzadas constituyendo un auténtico problema de salud pública y una cuestión estratégica que empieza a amenazar seriamente a la defensa y seguridad de las democracias occidentales.

Las drogas evolucionan y se van actualizando para captar nuevos consumidores. La cocaína rosa o el fentanilo han dejado paso a una nueva variante que se ha puesto de moda. Es la denominada purple drank, una bebida que se elabora con jarabe de la tos y genera efectos similares a la tan temida heroína. Purple drank no es nueva. Es lo de siempre modernizado. Su origen se remonta a la década de los 60 del siglo pasado. Sus primeros creadores eran los músicos de blues; en la década de los 90 decidieron introducir en la fórmula un jarabe para la tos, convirtiéndose en la estrella de los cantantes más famosos de la movida rap norteamericana. Esta droga es una mezcla de codeína, jarabe de la tos y refrescos o dulces. Algo que mantiene cierto parecido con las bebidas energéticas de uso legal aparecidas con posterioridad.

Su color rosáceo tiene un alto poder de captación entre los jóvenes que están de fiesta. Los síntomas que produce son parecidos a la heroína y los consumidores consiguen un colocón bastante rápido. No es un producto para bromas, ya que detrás de esta sustancia, también conocida como lean, hay una droga que causa adicción y puede generar paradas cardiacas y hasta la muerte.

La creciente crisis de sobredosis por fentanilo en EEUU evidencia la extensión geográfica de este problema y cómo ha evolucionado durante la última década. Durante la década anterior, las sobredosis se debían principalmente al consumo de heroína o medicamentos recetados. Sin embargo, en años recientes, el fentanilo ha redefinido el panorama de las sobredosis entre los jóvenes occidentales.

El fentanilo o droga zombi, es un opioide sintético de uso legal como complemento a la morfina. En su uso terapéutico, puede prescribirse en parches cutáneos y otras presentaciones. Como droga ilegal suele compartir su consumo con benzodiazepinas y alcohol. La proporción de participación de estimulantes como la cocaína o la metanfetamina en las muertes por sobredosis relacionadas con fentanilo ha amentado desde 2015 hasta nuestros días. La droga es varias veces más potente que la heroína y que la morfina, más tóxica y también más adictiva y mucho más barata. Una dosis está entre los 3 y 5 euros, siendo una sustancia relativamente barata.

Aunque es un medicamento prescrito para tratar el dolor severo, el fentanilo también se produce y vende ilegalmente. La mayoría del fentanilo ilegal se fabrica en México con materias primas chinas, donde su fabricación fue prohibida. Este hecho hace sospechar del uso del fentanilo como arma estratégica para debilitar las capacidades militares de los países occidentales, donde el número de muertes jóvenes no deja de crecer. De hecho, en 2023 fueron más de 108.000 las muertes provocadas por el fentanilo en los EEUU, una cifra equivalente a todo el Ejército de Tierra español.

Los numerosos tipos de fentanilos tienen potencias y características diferentes, pero por lo general toman la forma de polvos blancos que se pueden comprimir en pastillas, mezclar con otras drogas o vender solos. Un gramo de fentanilo es unas cincuenta veces más potente que la heroína pura. Algunas drogas de fentanilo son incluso más fuertes. Se calcula que el carfentanilo, una droga asociada con grupos de sobredosis mortales es cien veces más fuerte que el propio fentanilo.

El 26 de octubre de 2002, fuerzas especiales de la policía rusa, usando un gas narcótico, asaltaron el teatro moscovita donde un comando checheno mantenía retenidas a 800 personas. 119 rehenes y 50 guerrilleros resultaron muertos. Análisis posteriores demostraron que el gas usado a través del aire acondicionado fue el carfentanilo.

Xanax, Percocet, Oxicodona y Karkubi

Las personas que normalmente no toman opioides pueden sufrir una sobredosis fácilmente. Las sobredosis entre adolescentes se han duplicado en la última década pues algunos tomaron pastillas de fentanilo que creían que contenían una droga diferente, como Xanax, Percocet, Oxicodona o Karkubi.

El Xanax o alprazolam es un fármaco de la familia de las benzodiacepinas y se utiliza para el tratamiento de los estados de ansiedad, especialmente en las crisis de angustia, agorafobia, ataques de pánico y estrés intenso. Se vende con nombre genérico o con diferentes nombres comerciales dependiendo del país —Xanax® en los Estados Unidos o Trankimazin® en España—, todos con efectos idénticos, sólo cambiando prácticamente el excipiente o el diseño del comprimido.

El percocet u oxicodona/acetaminofeno es un analgésico que contiene una combinación de oxicodona y acetaminofeno (Tylenol). El acetaminofeno es un analgésico que aumenta los efectos de la oxicodona.

La oxicodona es un fármaco de la familia de los opioides que se vende bajo las marcas Roxicodona® y OxyContin® entre otras y se utiliza para el tratamiento del dolor moderado a intenso. Es altamente adictivo y una droga de abuso común. Suele tomarse por vía oral y está disponible en fórmulas de liberación inmediata o controlada. El alivio del dolor comienza normalmente en quince minutos y dura hasta seis horas con la fórmula de liberación inmediata. También hay productos combinados con paracetamol (acetaminofeno), ibuprofeno, naloxona, naltrexona y aspirina.

El karkubi es una droga alucinógena originaria de Marruecos, elaborada a partir de la fusión de hachís y el medicamento Rivotril®. Mezclado con alcohol o pegamento pueden generar alucinaciones peligrosas.

Muchas sobredosis mortales involucran más de una droga, incluidas mezclas de fentanilo y xilazina, un sedante animal, o metanfetamina, un estimulante. Algunos de esos casos implican un uso intencional, pero otros pueden ser el resultado de pequeñas cantidades de fentanilo que se mezclan con otras drogas sin que los usuarios lo sepan.

Casi todas las drogas descritas producen efectos secundarios, como euforia, estreñimiento, náuseas, vómitos, pérdida de apetito, somnolencia, mareos, picores, sequedad de boca y sudoración. Los efectos secundarios graves pueden incluir adicción, dependencia, agresividad o depresión, alucinaciones, hipoventilación, gastroparesia, bradicardia e hipotensión. Los alérgicos a la codeína también pueden serlo a la oxicodona.

Qat

El qat es un estimulante vegetal que se masca, usado tradicionalmente en Yemen, Yibuti, Etiopía, Somalia, Kenia, Tanzania y en otros países árabes vecinos del Cuerno de África. Se trata de la planta con las propiedades psicoestimulantes más potentes que se conoce hasta el momento. Sus principios activos son los alcaloides psicotrópicos catina y catinona. Ambas son moléculas psicoestimulantes, derivadas de la fenetilamina, y emparentadas química y funcionalmente con las anfetaminas. En particular, la catinona es la más activa de las dos, y es conocida, además, porque sirve de sustrato para la obtención de una poderosa droga, la metcatinona. Esa síntesis química se realiza de manera relativamente sencilla y a bajo costo, en laboratorios clandestinos. Su consumo crece debido a su parecido con la metanfetamina. Sin embargo, la fuente y precursores para producir este derivado sintético no salen de la planta, sino de los mismos compuestos que se usan para producir metanfetamina, como la efedrina y otros derivados similares.

Los efectos de esta droga son similares a los de otras aminas simpaticomiméticas, produciendo estimulación del sistema nervioso central y sensación de estimulación y euforia a nivel psíquico. Su precio es relativamente bajo en países como Reino Unido, donde es legal. Un manojo de la planta, que se usa de forma similar a las hojas de coca, mascándose, cuesta actualmente allí unos 4 euros.

Kush

Kush o hindú kush es la nueva droga zombi. Se trata de una mezcla de fentanilo, cannabis índica o incluso huesos humanos, aunque este último componente no tendría efecto alguno sobre los efectos. Este cóctel de varios narcóticos, de moda entre los narcotraficantes, está causando un gran número de hospitalizaciones y fallecimientos.

El origen de Kush proviene de plantas autóctonas, principalmente en Afganistán, Irán, el norte de Pakistán y el noroeste de la India cuyo nombre proviene de la cadena montañosa Hindu Kush de Asia Central. Las cepas Kush se encontraban entre las cultivadas por la firma británica GW Pharmaceuticals para su ensayo comercial legalmente autorizado de cannabis medicinal.

Agua de Dios o agua sagrada

El llamado “agua de Dios” es una sustancia que se chupa en una toallita de un solo uso. Por tanto, no se inyecta, esnifa con un turulo o fuma. Sus efectos son tan potentes como efímeros y su nombre se relacionan con sus efectos inmediatos. Se trata de una droga de moda entre la comunidad asiática en Europa, con un precio que ronda los 300 euros la dosis. Se vende en karaokes y prostíbulos, ya que su consumo se encuentra asociado a las relaciones sexuales, los festejos y, más concretamente, a la prostitución. En comparación con otras sustancias estupefacientes populares, se trata de una droga muy cara. Por ejemplo, un gramo de cocaína cuesta 60 euros y sirve para 10 o 15 dosis. Su elevado precio sirve como barrera de entrada para su consumo en masa, limitando su distribución a un contexto cultural y económico y a un perfil de demandante muy concretos: hombres de origen asiáticos consumidores de prostitución.

La irrupción de esta droga, que ha ido ganando presencia desde el fin de la pandemia, es un fenómeno similar a lo que hace una década ocurrió con otras sustancias como el Kai Xin Guo (un potente psicotrópico), el Kin (un anestésico animal similar a la ketamina) o el Cha, un peligroso cóctel de té que se mezcla con éxtasis. La persona que la toma experimenta una total desinhibición y una gran excitación sexual, que dura unos 20 minutos. Al mismo tiempo, cuenta con un cierto componente alucinógeno, pero sin una pérdida total de la consciencia, de modo que tras el consumo se puede recordar lo sucedido durante sus efectos.

Droga caníbal

La droga caníbal es en realidad un compuesto químico a base de metilendioxipirovalerona (MDPV), que actúa como una sustancia psicoactiva que estimula el sistema nervioso. De ahí que pueda provocar nerviosismo y estados alterados en algunos consumidores. Sus efectos estimulantes son muy potentes. Actúa como inhibidor de la recaptación de la noradrenalina y la dopamina. Desarrollado por primera vez en 1969, se mantuvo en la sombra hasta que alrededor de 2004 se empezó a sintetizar como droga de diseño. También se conoce en inglés como Ivory wave y en español como Ola de marfil, Cielo de vainilla y relámpago blanco.


Las drogas están presentes en la sociedad actual sin distinción de clases, nivel educativo u origen. Constituyen un enorme problema de salud pública y de seguridad. Son el origen de la mayor parte de las muertes en personas menores de 40 años, sea por sobredosis, suicidio o accidentes de tráfico u otra índole. Su uso está muy generalizado, ya que a menudo se asocian con la fiesta y la diversión y se subestiman las consecuencias de su consumo. Uno de los problemas asociados es la falta de escrúpulos de los narcotraficantes, que suelen introducir impurezas sin control a fin de hacer su negro negocio más rentable.

A pesar de su extenso uso en el pasado y en la sociedad civil actual, los ejércitos modernos prohíben su consumo o tenencia. Para asegurarse, son habituales las pruebas sobre muestras de orina recogidas aleatoriamente sin previo aviso y causa de expedientes sancionadores e incluso de algunas expulsiones.


Imágenes: Google images

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