
Manfredo Monforte Moreno
GD (r) Dr. Ingeniero de Armamento. MBA. MTIC. Artillero
De la Academia de las Ciencias y las Artes Militares
La Independencia de los Estados Unidos fue un hecho histórico que marcó el nacimiento de una nueva nación y sentó las bases para el desarrollo del sistema democrático moderno. En 2026 se celebrará el 250 aniversario. Los españoles protagonizamos parte de esa historia y debemos sentirnos orgullosos. La Academia de las Ciencias y las Artes Militares lleva tiempo preparando los actos para celebrar los hechos como se merecen.
Hacia 1760, la política española, neutral y pacifista, nos convenía para la buena marcha del comercio con las Indias; nuestra nación no estaba preparada para la guerra. Sin embargo, el desarrollo posterior de los acontecimientos hizo imposible mantener esta postura.
La guerra de los Siete Años se hallaba en su momento culminante; los enfrentamientos entre franceses e ingleses habían adquirido particular relevancia en las colonias: los británicos conquistaron la región de Quebec, lo que significó la ruptura del equilibrio en América del Norte. Para salvar esta difícil situación, Carlos III se ofreció como mediador entre los bandos, ofrecimiento rechazado por Londres, dispuesto a obtener el mayor fruto posible de sus éxitos militares. La osadía inglesa parecía no tener freno y en lugar de observar con España una actitud si no amistosa, al menos neutra, aumentó los agravios de modo considerable (apresamiento arbitrario de buques españoles, establecimiento en Honduras para la corta del palo campeche, aumento el contrabando…). El gobierno de Madrid no tuvo otra salida que buscar el acuerdo con Francia ante la necesidad de defenderse de la agresividad británica.
Se iniciaron pues conversaciones entre las dos potencias en pro de una alianza permanente en busca de la seguridad en América: España pensaba posponerla hasta el momento de la paz; sin embargo, el ministro francés Choiseul supo maniobrar con gran habilidad para conseguir también la intervención bélica.

En 1769, O’Reilly tomó posesión de la Luisiana como región dependiente de La Habana, cedida por Francia seis años antes en cumplimiento del tratado de Fontainbleu. Llegó con 2.100 hombres, de los que unos 150 eran artilleros con medio centenar de piezas de campaña. En el final de la Guerra de Independencia Americana España mantenía guarniciones en Puerto Rico, Luisiana y Florida.
En aquella época, además de las fábricas militares en la España peninsular, funcionaban sendas fundiciones en Filipinas y el Perú, aunque su calidad resultaba irregular. En los mismos lugares, Manila y Lima, se mantuvieron activas las fábricas de pólvora.
Las Trece Colonias, que formaban parte del Imperio Británico, se sentían cada vez más agraviadas por las políticas injustas y opresivas de la metrópoli. La falta de representación oficial en Londres y los impuestos abusivos generaron un creciente descontento entre los colonos. Por si esto fuera poco, las leyes de navegación y otras restricciones comerciales impuestas por Gran Bretaña limitaban el desarrollo económico de las colonias. Los colonos se oponían a los impuestos sobre productos como el té y el azúcar, que consideraban abusivos.
Las ideas de la Ilustración, que promovían la libertad, la igualdad y los derechos individuales, influyeron en el pensamiento de los colonos. El sentimiento de identidad americana y el deseo de autogobierno se intensificaron con el tiempo.

Eventos como la Masacre de Boston y el Motín del Té en la misma ciudad aumentaron la tensión entre las colonias y el gobierno británico. El Primer Congreso Continental, celebrado en 1774, reunió a representantes de las trece colonias para coordinar la resistencia contra las políticas británicas. Dada la situación, la Guerra de Independencia (1775-1783) era inevitable. El conflicto armado comenzó con las batallas de Lexington y Concord.
El 4 de julio de 1776, se declaró la Independencia de los Estados Unidos, con la firma de la Declaración de Independencia. La guerra fue larga y difícil, pero los colonos, liderados por George Washington, lograron importantes victorias con el apoyo de España y Francia. La participación española, liderada por Bernardo de Gálvez, fue crucial en el sur de los actuales EEUU.
Gran Bretaña reconoció la independencia de los Estados Unidos en el Tratado de París (1783) y cedió vastos territorios a la nueva nación. Los Estados Unidos se convirtieron en la primera colonia en independizarse de una potencia europea, estableciendo un sistema de gobierno republicano y democrático, lo que inspiró movimientos independentistas en las demás colonias del Nuevo Continente.

La intervención española en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos fue un factor crucial que contribuyó a la victoria de los colonos americanos y al nacimiento de los Estados Unidos como nación independiente. Aunque España no declaró formalmente la guerra a Gran Bretaña hasta 1779, su apoyo a los rebeldes americanos comenzó mucho antes, y se manifestó de diversas formas. A partir de ese momento, la intervención española fue más activa.
España proporcionó a los rebeldes americanos grandes cantidades de dinero, armas, municiones, ropa y otros suministros esenciales. Este apoyo fue vital para que los americanos pudieran mantener su lucha contra el poderoso ejército británico. El gobernador español de Luisiana, Bernardo de Gálvez, desempeñó un papel fundamental en el suministro de estos recursos a través del río Mississippi.
Gálvez lideró una serie de campañas militares exitosas contra los británicos en el sur de los Estados Unidos, capturando importantes ciudades como Baton Rouge, Mobile y Pensacola. Estas victorias impidieron que los británicos reforzaran sus posiciones en el norte y contribuyeron significativamente a su derrota final. Las fuerzas navales españolas también desempeñaron un papel importante en la guerra, especialmente en el Caribe y el Golfo de México.
Las motivaciones de España para intervenir en la guerra fueron complejas. Por un lado, España buscaba debilitar a Gran Bretaña y recuperar los territorios que había perdido en la Guerra de los Siete Años. Por otro lado, veía la independencia de los Estados Unidos como una oportunidad para expandir su influencia en América del Norte.
La intervención española en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos tuvo importantes consecuencias para ambos países. Para España, la guerra le permitió recuperar la Florida y otros territorios. Para los Estados Unidos, la ayuda española fue crucial para lograr la independencia.
La presencia de fábricas de armamento españolas en lo que hoy son los Estados Unidos antes de 1800 se centró en las áreas que entonces formaban parte del Imperio Español, como Florida, Luisiana y el suroeste. No se trataba de grandes complejos industriales, sino más bien de talleres y arsenales locales destinados a mantener y suministrar armas a las guarniciones y asentamientos españoles. De hecho, una materia esencial, la pólvora negra, generó un mercado negro que benefició a las fábricas situadas en Europa, principalmente en los Países Bajos.
San Agustín, como principal centro español en Florida, contaba con arsenales y talleres para la reparación y mantenimiento de armas. La producción se limitaba a la puesta a punto de armas y a la fabricación de municiones básicas (con balas de plomo).

Nueva Orleans, la capital, también tenía arsenales y talleres similares. En esta región, Bernardo de Gálvez jugó un papel crucial en la organización de la producción y el suministro de armas. La producción iba dirigida a las tropas españolas, pero también llegó en gran cantidad a los combatientes americanos.
En los presidios y misiones de Texas, Nuevo México y California, había talleres para la reparación de armas y la fabricación de municiones. La producción era limitada debido a la lejanía y la escasez de recursos.
Debe destacarse que la producción de armamento y suministros a gran escala se realizaba tanto en la España europea como en la de ultramar y se enviaba a las posesiones españolas en América del Norte vía marítima gracias a la actuación fundamental de la Armada española. Por ello, aunque no existían grandes fábricas de armamento españolas en los Estados Unidos, sí había talleres y arsenales locales que desempeñaban un papel importante en el mantenimiento y suministro de armas a las fuerzas españolas y sus aliados.
Durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos se utilizó una variedad de armas, desde mosquetes y rifles hasta cañones y armas blancas, entre ellas:

· Mosquete Brown Bess: arma británica de chispa (entre los envíos desde la España peninsular estaban las famosas piedras de chispa de Loja, Granada y la Pólvora Negra fabricada en Villafeliche, Zaragoza). Fue el arma estándar utilizada por ambos bandos al comienzo de la guerra. Era un arma robusta pero imprecisa, con un alcance efectivo limitado.

· Fusil de Kentucky: rifle de chispa, también conocido como rifle de Pensilvania, muy popular entre los colonos estadounidenses. Era más preciso y tenía un mayor alcance que el Brown Bess, lo que lo hacía ideal para la guerra de guerrillas y la puntería a larga distancia.
· Cañones: se utilizaron varios tipos de cañones, incluidos cañones de campaña y navales. Todos ellos fabricados en Europa y algunos de las fundiciones de Manila y Lima.
· Armas blancas: bayonetas, sables y espadas enviadas desde la fábrica de Toledo y Tolosa, España. Los oficiales y la caballería llevaban sables y espadas, que se utilizaban para el combate cuerpo a cuerpo y para señalar órdenes.
· Pistolas de chispa: utilizadas por oficiales y jinetes y para la defensa personal.
· Granadas de mano: poco utilizadas y, a menudo, artesanales.
El primer disparo de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (con munición española en el bando rebelde) fue un evento rodeado de cierto misterio y debate histórico. Sin embargo, se acepta generalmente que los primeros disparos tuvieron lugar en Lexington y Concord, Massachusetts, el 19 de abril de 1775.
En Lexington Green, las fuerzas británicas se encontraron con la milicia local. Se produjo un enfrentamiento y se hicieron los primeros disparos. Existe controversia sobre quién disparó primero. Después de Lexington, las fuerzas británicas se dirigieron a Concord, donde también se encontraron con resistencia. En el Puente Norte de Concord se produjo otro enfrentamiento y aquí también se intercambiaron disparos. La frase "el disparo que se escuchó alrededor del mundo" se refiere a estos eventos, inmortalizados en el poema "Himno de Concord" de Ralph Waldo Emerson, cuyo título original fue “Himno: cantado en la terminación del Monumento Concord, 19 de abril, 1836” escrito en 1837 para la inauguración del Obelisco levantado en Concord, Massachusetts.
Por el rudimentario puente que arqueó la riada,
su bandera a la brisa de abril desplegaron,
aquí una vez se plantaron los granjeros asediados,
y dispararon el tiro que se oyó en todo el mundo.
El enemigo hace tiempo que durmió en silencio;
como el sueño silencioso del conquistador;
y el tiempo ha barrido el puente ruinoso
por el oscuro arroyo que se arrastra hacia el mar.
En esta orilla verde, junto a este suave arroyo,
hoy colocamos una piedra votiva;
ese recuerdo puede redimir su acción,
cuando, como nuestros padres, nuestros hijos se hayan ido.
Espíritu, que animaste a aquellos héroes,
a morir y dejar a sus hijos libres,
tiempo de ofrenda y naturaleza sobria,
el obelisco erigimos a ellos y a ti.
Imágenes: Google Images
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