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Manfredo Monforte Moreno
GD (r) Dr. Ingeniero CIP. EMBA. MTIC. Artillero
De la Academia de las Ciencias y las Artes Militares
Melitón González es el seudónimo usado por el coronel de ingenieros D. Pablo Perellada Molas (Valls 1855- Zaragoza 1944). Fue autor de numerosos trabajos literarios y diversas e ingeniosas comedias, así como ilustre colaborador de “Blanco y Negro” y ABC. En sus trabajos como humorista y dibujante, usó también el seudónimo “Pancho y Mendrugo”
Reproduzco en este blog tres de sus trabajos con la seguridad de que mis lectores los disfrutarán y la esperanza de difundir el lado humorístico de la milicia, un rasgo habitual en la vida de cuarteles y trincheras.
1. LA QUÍMICA EN VERSO
Publicado en BLANCO Y NEGRO, Madrid, el 1 de mayo de 1897.
Yo le conocí. Era un alumno de Artillería muy simpático, tan falto de memoria como sobrado de ingenio; por más que el chico empollaba, no podía amarrarse las propiedades de cloratos y sulfatos. ¡Es un árido estudio de la Química!
Pero quien hoy no vuelve la cara ante el plomo enemigo no podía entonces retroceder ante sales de bario y estroncio; había que vencer contra la pícara memoria, y el chico venció. Puso la Química en verso y obtuvo un triunfo él y toda su Promoción. Supongo que desearán conocer ustedes la muestra. Allá va:
JOTA DE LOS CLORATOS
Los cloratos son solubles,
son solubles en el agua,
y en carbón incandescente
con gran viveza deflagran.
Mezclados con combustibles,
bajo la acción del calor
o de un golpe un poco fuerte,
producen detonación.
JOTA DE LOS SULFATOS
Si un sulfato se disuelve
en agua con sal de calcio,
de bario, estroncio o plomo,
da un precipitado blanco.
Las sales que son sulfatos,
si por el calor se tratan,
se transforman en sulfuros
que huelen a cosa mala.
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Música del ciego de Cádiz
Los cloratos que son alcalinos,
si se les somete a la acción del calor,
desprenden oxígeno
y dejan cloruro en gran proporción.
Mas si alcalinos
éstos no son,
dan por residuo según Reñol[1],
oxicloruro que es un primor,
desprendiendo a la vez cantidades
de oxígeno y cloro
con muy mal olor.
Si por medio del ácido sulfúrico
se trata un clorato,
por fin se obtendrá
un cuerpo amarillo
desprendiendo en estado de gas,
que suele muchas veces detonar
por cualquier cosa con facilidad:
el que lo obtenga puede reventar.
Peróxido de cloro es su nombre,
o ácido hipoclórico
que han dado en llamar.
DIFERENCIA ENTRE UN METAL Y UN METALOIDE
Música de “Los domingueros”
Metal: Yo tengo un brillo hasta allí.
Metaloide: Yo no tengo un brillo tal.
Metal: Y o conduzco el calor bien.
Metaloide: Y yo lo conduzco mal.
Metal: Dejo yo de mí al través paso de la electricidad.
Metaloide: Yo no tengo casi nada de conductividad.
Metal: Tengo una densidad fuerte que no cabe más allá.
Metaloide: Pues yo tengo, y no lo niego, mucha menos densidad.
Metal: Al combinarse mis óxidos con el agua, suelen dar unas bases muy atroces.
Metaloide: Pues los míos dan de los ácidos anhídridos que valen más.
Perdone mi compañero este desentierro de sus felices tiempos de cadete. MELITÓN GONZÁLEZ
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2. LA PRESENTACIÓN DEL CORONEL
1854[2]
Señores jefes y oficiales: habiéndome sido conferido el mando de este Regimiento por su Majestad la Reina (que Dios guarde), he de manifestarles que yo he de ser siempre, téngalo entendido, siempre, el jefe del Regimiento. A todas horas del día y de la noche, lo mismo de militar que de paisano; tanto en el cuartel como en la calle, en el café o en el teatro, siempre el Coronel y nada más que el Coronel.
Y no olviden en un instante que vengo dispuesto a no tolerar ni la falta más insignificante ni el descuido u olvido más imperceptible. ¡Ay de aquel en quien yo llegue a observar complacencias con los inferiores! ¡Ay de aquel que me llegue a infundir la más pequeña sospecha de poco amor al Servicio! ¡Ay de quien se separe lo más mínimo de cuanto está escrito o de las disposiciones que yo dé! ¡Seré inexorable y he de aplicar todo el rigor de la Ordenanza a los que caigan en mi desagrado!
Pueden ustedes retirarse
1874[3]
Señores jefes y oficiales: el Gobierno de su Majestad ha tenido a bien concederme el mando de este Regimiento, honrándome como yo tal vez no merezco. Grande es el agradecimiento que debo a su Majestad al nombrarme jefe de un regimiento que ostenta tan brillante historial.
Espero que todos ustedes el más exacto cumplimiento de todo cuanto al servicio se refiera, y sentiría en el alma tener que hacer insinuaciones ni tener que molestar a nadie por faltas que no estoy dispuesto a tolerar. Fuera del servicio no vean en mí al Coronel; al fin y al cabo, soy un oficial del Regimiento y me honraré mucho con la amistad particular de cada uno de ustedes.
1894[4]
Señores jefes y oficiales… mejor dicho, queridos compañeros, pues como tales he considerado siempre a los que vestimos el honroso uniforme del Ejército. No hubiese aceptado el mando de este Regimiento a no contar con una brillante oficialidad que ha de ayudarme a mantenerlo a tan gran altura, más por compañerismo que por obligación, más por afecto personal que por otra cosa. No seré exigente; buen deseo y nada más.
Yo, a mi vez, suplico a ustedes no vean en mí más que a un amigo cariñoso, a un compañero siempre dispuesto a ayudarles en cuanto soliciten. Aprovecho esta ocasión para ofrecerles mi pabellón, que pueden considerar como su propia casa.
3. LAS CHIMENEAS O “LA RAZÓN OFICIAL”[5]
El coronel Savirón de Pimentel de Bustamante fue ingeniero comandante de la plaza de Gijón y, faltando alojamiento, proyectó el tal coronel, de nueva planta, un cuartel para todo un regimiento. Según el reglamentario, el proyecto concluido, a Madrid fue remitido por el conducto ordinario a la real aprobación, y esperando honra y provecho quedose tan satisfecho el coronel Savirón.
Ya llegado al ministerio el proyecto de cuartel, lo informó otro coronel de diferente criterio: el coronel Palareas, de muy opuesta opinión al señor Savirón en cuestión de chimeneas, y tiene como verdad que las redondas no valen pues las ondas de humo salen con poca velocidad, y le convence a cualquiera científicamente así: “x igual a raíz de π por raíz de escorzonera”. E informa que es procedente vuelva, de orden superior, dicho proyecto a su autor con la coleta siguiente: “Sírvase usía variar las chimeneas de forma, debiendo tener por norma al volverlas a trazar, que las que son muy usadas, como en cuarteles y fondas, son muy malas las redondas y excelentes las cuadradas para que salga al momento, sin dificultad, el humo. De Real Orden se lo emplumo para su conocimiento”.
Más, cambia la situación y, de orden de su Excelencia, Palareas va a Valencia y a Madrid va Savirón. Ya en Valencia, Palareas también proyecta un cuartel y, está claro, pone en él cuadradas las chimeneas; lo manda a la aprobación, y se viene el caso a dar que lo tiene que informar el coronel Savirón; el cual por las derivadas y por trigonometría demuestra la teoría de que, si se hacen cuadradas, no tiene el humo buen paso y se obstruye pronto el tubo, porque “b elevado al cubo es igual a c elevado al vaso”. E informa que es conveniente vuelva, de orden superior, dicho proyecto a su autor con la coleta siguiente: “Sírvase variar usía la forma de chimeneas y basarse en las ideas admitidas hoy en día, según las cuales, las ondas de humo son evacuadas muy mal cuando son cuadradas y muy bien si son redondas; de esta forma en el proyecto figurarán, por lo tanto, de Real orden se lo planto para el consiguiente efecto”.
Viendo tales discusiones entre uno y otro señor el capitán profesor, que explicaba Construcciones, gramático pardo viejo y mentor de adolescentes a los futuros tenientes dio este prudente consejo: “Al proyectar chimeneas, primero se indagará si en el Ministerio está Savirón o Palareas; y se pondrán dibujadas, para que no tengan pero, redondas si está el primero, y si está el segundo cuadradas”.
En cuestiones de criterio huelga toda discusión: siempre tiene razón el que está en el Ministerio.
[1] Henri Victor Regnault, (1810-1878)
[2] Reinado de Isabel II (1843-1868)
[3] Restauración de la Monarquía (1874)
[4] Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)
[5] Monólogo publicado en Madrid, Imp. R. Velasco. 1918.
Imágenes: Google Images
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